In memorian. Agustín Hidalgo Balsera

Enrique García Sánchez. Universidad de Salamanca (España).

Fuente: IUOPA. https://www.unioviedo.es/IUOPA

Agustín Hidalgo Balsera era médico y doctor en Medicina y Cirugía. Catedrático de Farmacología en la Universidad de Oviedo. Pero, por encima de todo, era una buena persona y un buen amigo y por estos motivos lo recordaremos siempre.

Su perfil profesional se podría definir por múltiples facetas: médico, humanista, investigador, docente, gestor, … y preocupado por la calidad universitaria.

Nos conocimos hace casi 20 años. Era un momento complicado para él a nivel de salud y, sin embargo, probablemente gracias a mi insistencia, se enroló en una nueva aventura. Iniciamos juntos la evaluación de la calidad de los programas de doctorado en el ámbito de las Ciencias de la Salud. Por aquellas fechas se había constituido la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), desarrollando lo previsto en el artículo 32 de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, y se había procedido a convocar el programa de «Mención de Calidad en los programas de doctorado de las universidades públicas y privadas sin ánimo de lucro».

Desde ese momento, en el que después de numerosas conversaciones telefónicas, nos pudimos conocer en Madrid, debo confesar que para mí fue un lujo compartir con él tantas y tantas cosas. Madrid, nuestro punto inicial de encuentro, en las instalaciones iniciales de ANECA, fue nuestro nexo de unión. Hace pocos días, recordando a mi buen amigo Agustín, le comenté a mi interlocutora que la mejor aportación que he tenido de ANECA a nivel personal ha sido conocer a gente fantástica.

Desde el primer encuentro hubo una magnifica sintonía. Compartimos, entre otras muchas cosas, evaluaciones académicas, actividades docentes, modelos de innovación e investigación educativa, conversaciones de profundo calado, películas de cine, paseos, … y por supuesto alguna que otra comida. En mis innumerables visitas a Oviedo, unas demasiado rápidas y otras reposadas, siempre tuvimos momentos para disfrutar de lo que nos unía y nos apasionaba.

Seguramente somos muchos los que compartimos momentos entrañables con Agustín Hidalgo y muchos de ellos hablarán de él desde diferentes perspectivas, unos hablarán de su procedencia extremeña, otros de su formación en Madrid o de sus logros profesionales. Yo no voy a comentar nada de su interés por la investigación (miembro de comisiones especializadas y revistas de investigación, evaluador de proyectos de investigación, publicaciones, etc.) ni de su dedicación a la gestión (cargos universitarios, comisiones de evaluación de la calidad universitaria,…) ni tan siquiera de las tantas y tantas cosas conseguidas en las múltiples iniciativas que tenía, porque considero que no forman parte del trasfondo de esta breve reflexión en torno a Agustín.

Puedo afirmar, que, a lo largo de todos estos años de amistad, el profesor Hidalgo Balsera fue un gran universitario en todos los sentidos. Defensor convencido de la universidad pública. Crítico con los vaivenes legislativos que tanto han empobrecido a las universidades. Agustín destacaba por su relación cordial con todos los integrantes de la comunidad universitaria. Ha sido un profesor querido y admirado por sus estudiantes. Tenía una visión muy innovadora de la docencia universitaria donde fomentaba el trabajo en equipo y la lectura crítica. Disfrutaba impartiendo clases y le encantaban los debates y los retos. Le preocupaba la FORMACIÓN SANITARIA, la FORMACIÓN EN VALORES y la FORMACIÓN HUMANÍSTICA de los estudiantes. En pocas palabras era un DOCENTE con mayúsculas.

Me resulta difícil plasmar en estas líneas sus innumerables cualidades y el gran sentido común que tenía. Pero si tengo muy claro es que nos ha dejado un buen profesor, un buen investigador, una persona comprometida y sobre todo un buen amigo. Ha dejado un gran vacío en muchos de nosotros y ahora es el momento de pensar en lo que aprendimos de él.

Desde la Revista de Medicina y Cine, con la que siempre colaboró intensamente, seguiremos publicando los escritos que nos dejó nuestro amigo Agustín, escritor y comunicador incansable.

Desde mi recuerdo a vuestro marido y padre os envío, Begoña, Claudio e Iñigo, todo mi cariño.